De acuerdo con la información, EveR-1 mide 1,60 cm, pesa 60 kg y ha sido diseñado para parecerse a una mujer de poco más de 20 años.
Es capaz de mover la parte superior de su cuerpo, distinguir caras mediante sus cámaras montadas en los ojos e incluso seguirte con la mirada mientras habla utilizando unos labios perfectamente sincronizados con la conversación.
La cara del robot puede registrar múltiples emociones, incluyendo felicidad, ira y tristeza. Su piel está hecha de un gel de silicona que imita el tacto de la piel humana.
Todavía no puede caminar, pero eso es solo cuestión de tiempo.
Es indudable que la tecnología coreana de robótica ha crecido ostensiblemente, pero Corea depende de la importación de Japón de muchas piezas clave para la fabricación de los robots.
Uno de los temas que se plantea es que si Corea produjera los motores, baterías y reductores de velocidad, la industria nacional tendría un gran auge. Por el contrario, si Corea no logra producir en el país estas piezas clave, la dependencia coreana de países extranjeros como Japón estará siempre supeditada, sobre todo en lo que respecta a la industria de piezas y materiales. Esto es porque la diferencia tecnológica entre Corea y Japón reside en las industrias básicas de las piezas y el material, más que en la calidad de la tecnología.
Por esto el gobierno coreano quiere ser más agresivo en fomentar la industria de piezas y materiales. Si Corea no alcanza a Japón y China en este campo, el desarrollo de la industria de la robótica podría causar un creciente déficit de comercio exterior.

